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Las fronteras del carnaval

Siempre he pensado que nuestro carnaval es un puro milagro.

¡Y no es para menos!. Después de estar tantos años en la picota de la política municipal (y ya se sabe lo que le suele pasar a las cosas que tocan los políticos), después de no haber recibido durante más de una década casi ningún apoyo por parte del equipo de gobierno municipal, después de tener que luchar casi consigo mismo (pues no hay cosa peor para nuestro carnaval que lo estemos comparando con el de los primeros años), después de todo eso, y de alguna otra cosa más, ¡aún sigue vivo!. Y lo que es más milagroso, sigue vivo gracias a la persistencia de sus chirigotas y comparsas, posiblemente aquello que resulta más difícil de llevar a cabo, pues no me negarán que no resulta más sencillo que un grupo de amigos decidan hacer un disfraz común para divertirse que montar una chirigota.

¡Pero en fin, así son las cosas!.

No obstante, si las comparsas y chirigotas son la base de nuestro carnaval, la parte más positiva y sobre lo que se centra la fiesta, precisamente también es el obstáculo que impide su explosión y crecimiento.

Y es que debemos pensar que esta fiesta es algo más que copla, y que hay otros muchos aspectos que explorar y potenciar.

El carnaval debe abrirse a la ciudad. Las comparsas y chirigotas están muy bien, ya lo sabemos, y hay que mimarlas, trabajarlas y potenciarlas, pero además de todo eso la fiesta debe abrir nuevas vías de crecimiento y para ello es vital dar entrada a otros colectivos, a que la ciudad participe y viva y sienta con pasión también la fiesta.

Nuestro gran error durante años, ha sido encerrarnos sobre nosotros mismos. Recuerdo épocas en las que había múltiples actos-concursos donde nos cantábamos a nosotros mismos. El público eran los demás comparsistas o como mucho los allegados y familiares de los otros comparsistas. Eso además de no servir para nada, salvo aburrir, lo único que desencadena es que el resto de la ciudad vea al carnaval como algo que no va con ellos, como algo exclusivo de los carnavaleros, cuando precisamente la esencia del carnaval es ser una fiesta del pueblo y para el pueblo.

Resulta fundamental abrir las mentes y empezar a dar cabida a múltiples colectivos que esta ciudad tiene, y que seguro están deseando participar, y a los que solo les falta darles un empujoncito.

Así a bote pronto se me ocurre por ejemplo:

* Las asociaciones vecinales participando en el desfile, sacando nuevas comparsas o chirigotas infantiles o adultas, organizando ellos determinados actos del carnaval, etc. ¿Si para la cabalgata de reyes lo hacen por que para el carnaval no?

* Los colegios apoyando la creación de una cantera del carnaval. Este año, tras la experiencia de los Felixitos, ya hay una prueba de que esto se puede hacer.

* El Consorcio de la Ciudad Monumental o la Escuela de Arte para tratar de crear un verdadero carnaval romano que sea romano.

* Los grupos de teatro, los empresarios de hostelería, etc., etc.

Parece utópico pero más adelante, en otros artículos, detallaremos que cosas se pueden hacer y el papel que podrían jugar estos y otros colectivos, y veremos como no es tan difícil e inviable.

Cualquier cosa menos limitar el carnaval al concurso, pues no hay nada más triste que cuando se le pide a algún comparsista que haga balance de lo que ha sido el carnaval, sus comentarios se limiten siempre al concurso y poco más, y esto lamentablemente ocurre más de lo debido, o si no para muestra ahí están las reuniones de después de los carnavales de la asociación.