Pages
▼
Pages
▼
Nuestro Joaquín Pamplinas emeritense
En Mérida también existió un ‘pamplinas’. La mayoría no lo conocimos, pero los mayores de la ciudad lo recuerdan. Se trataba del padre de una familia emeritense que regentaba un bar en una de las esquinas de la plazoleta Pizarro. Al igual que hiciera Kike Remolinos en Cádiz, con la versión del cantautor ‘perroflauta’ que en la capital gaditana existe en una de sus plazas más castizas, la ‘Plaza Mina’, algún grupo carnavalesco de la ciudad podría haberlo hecho antes con nuestro ‘pamplinas’ emeritense. Afirman, que aquella taberna era casi en exclusiva de uso masculino, puesto que era muy raro ver a mujeres en ella. Y que los chatos de vino eran la marca de la casa.
Los tiempos han cambiado, pero como aquel personaje, nuestra ciudad está llena de historias contadas por sus propios vecinos, que han marcado el destino de Mérida. Tanto que nos fijamos en el carnaval gaditano para copiar y admirar sus coplas y sus estilos, aún nos queda lo más importante, copiar el vehículo con el que lo cuentan: sus tipos. Ellos son capaces de coger al personaje más recóndito y castizo de la ciudad para contar lo que sucede en el mundo. Dándole un carácter internacional y universal y haciéndonos partícipes a todos de él. En Mérida, comparsas y chirigotas, casi siempre, escogemos tipos alejados de la realidad que vivimos, porque pensamos que así es más fácil narrar la crónica del último año. Pero, así, de esta manera, estamos desaprovechando una de las bases de la fiesta: ser herencia cultural, histórica y folclórica de nuestra propia ciudad.
Aquí no se debate si somos más o menos de Mérida que nadie por escoger un personaje de la ciudad, sino utilizar nuestras herramientas para contar DESDE nuestra propia historia, lo que sucede en el mundo. Porque los grandes autores de Cádiz nunca piensan si la gente conocerá o no el tipo, puesto que para ello existe una cosa que se llama ‘repertorio’. Y son conscientes que utilizando sus personajes, sus rincones, su propia historia, la realidad del país se puede contar también de forma diferente. Además de la implicación y compromiso que con esto demuestran hacia su localidad.
Esto es sólo una opinión, o reflexión más, pero me parece interesante que los grupos de Mérida nos fijemos en ello. En aprovechar nuestra cultura local para que quede guardada en la historia. Porque tras el paso de los años son pocos los tipos que se recuerdan, y la mayoría pegados a nuestra historia local: forofos del club, personajes de la calle Santa Eulalia, esculturas de Rafael Ortega, gladiadores romanos, emeritenses en matalascañas…
Ya hay grupos que lo hacen y que lo hicieron con acierto. Aún esperan en Mérida historias y personajes que sirvan de vehículos a nuestras crónicas sociales: nuestras coplas. Mucho ánimo a todos en esta nueva temporada.
Paco Vadillo.